Fernando Héctor Fornerod fdp
Pcia. Roque Sáenz Peña - Chaco -
Los llamados a formar parte dela Familia de Don Orione, son interpelados existencialmente a encarnar lascaracterísticas de una acción caritativa muy particular. En efecto, losmiembros de la «Pequeña Obra», para Don Orione, no sólo sirven a Cristo en lospobres: ellos mismos quieren vivir como su Señor, corriendo la suerte de los«desamparados y excluidos».
[...] Mira, querido hijomío, que nosotros somos pobres y, viviendo con nosotros, tú también deberásllevar vida de pobre religioso por amor a Jesucristo, nuestro ejemplodivino: que nació pobre y vivió pobre: también murió pobre sobre una Cruz,privado hasta de un poco de agua. Pero Jesús, nuestro dulce Dios y Padre está en nosotros, y nuestra vida es feliz, porque nos basta tener a Jesús. [...][1].
Así como la caridad tiene porsujeto al pobre, amado por Dios en Cristo, los religiosos y también los laicos, imbuidos en esta acciónevangelizadora, transforman sus vidas en la presencia liberadora de Dios. Vivir lacaridad, en primer lugar no es sólo llevar a cabo una actividad; es tambiénabrazar un estado, una forma de pertenencia. Los hombres y mujeres de caridadson quienes se han dejado alcanzar por la gracia de la misericordia transformadorade Dios.
[...] «Instaurareomnia in Christo!»es nuestro lema y programa: con la ayuda de Dios y a las órdenes de la Iglesia,nos pondremos a trabajar para renovar en la caridad de Dios a todos y todo.Pero, antes que nada, debemos, en Cristo, renovarnos a nosotros mismos en elíntimo del espíritu [...][2].
La expresión paulina instaurare omnia inChristo,hecho por Don Orione fuerza del apostolado, no es un programa saturado de activismo. Supone laaceptación profunda y radical de la propuesta de Jesús en la propia vida. Estatarea es vital, especialmente para los religiosos. Su principal apostolado es laconversión del corazón, anticipando el Reino en sí mismos y en el servicio delamor. La renovación interior y el servicio de la caridad, por la que el mundoes renovado, son dos momentos de un mismo movimiento: la configuración alSeñor.
Esta donación se traduce enamar y servir; en vivir y morir por Jesús, hasta la entrega – Don Orione usa lapalabra “holocausto” – de cada uno de nosotros. La medida del servicio poramor no está condicionada, ni siquiera por las necesidades de las personas alas que se deben socorrer y amar. La medida del amor es el mismo Amor: Dios,que nos ama en Jesús.
La disponibilidad en aceptarel don del Señor conlleva: la purificación en nuestra existencia de todoobstáculo que atenúe la presencia o disminuya la medida con la que ese don es dado a los demás. Por ello lacaridad debe transformar la existencia humana:
[...] Queremos enmendarnos: llegar a ser buenos religiosos, santos y verdaderosreligiosos; como es el deseo de tu corazón. Deseamos llegar a ser humildes,simples como los pastores, dóciles para contigo y para tu Iglesia, como suscorderitos; queremos amarte, y amarte tanto: consumirnos de amor por Ti y porlas almas. ¡Oh Jesús! Jesús mío, danos Caridad; lo demás:¡quítalo! [...][3]
Este estado nuevo, fruto delcontacto con Cristo, se manifiesta con un titulo nuevo. En efecto, quienes seentregan a Jesús en el servicio a los pobres son los changarines de la Divina Providencia. Ellos, verdaderos servidores que haciéndose cargo solidariamente de sus hermanossufrientes, excluidos y desechados por la sociedad, viven y son caridad.
[1] Orione,L., «Caro mio figliolo nel Signore» (B. Marabotto),31.01.1912, c., ADO, Scr., 32,2; (EC., I, 200).
[2] Idem, ccir.,impr., ADO, Sccir., 12.1934; (L. II, 140).
[3] Ibidem;(L. II, 143). Don Orione transforma la primera parte del lema salesiano «Da nobisanima, coetera tolle!», por «Da nobis Charitatem, coetera tolle!»